
Quería hacer una breve entrada sobre las que fueron nuestras vacaciones en Escocia. Y digo breve, pero veo que me pongo a escribir y no se cuando parar. Y es que ha sido tan, pero tan, increíble, y hay tantas cosas que contar que me quedo corta. Tendréis dos entradas sobre Escocia: esta explicando un poco la preparación y otra con la ruta.
Este ha sido el primer viaje de Emma. El primero de nosotros como padres y como primerizos nos surgían muchas dudas. Si estaría Emma tranquila durante el vuelo, cómo haríamos si se cansaba de estar en el coche mientras yo conducía, si le gustarían los haggis (comida típica escocesa) o si le darían miedo las highland cows. Hasta el momento planificábamos un viaje intentando exprimir al máximo los días, empapándonos del entorno, aprovechando las horas y visitando el máximo posible, non stop, hasta acabar agotados. Pero al viajar con un bebé de 14 meses los ritmos ya no son los mismos. Al acabar el primer borrador del itinerario de nuestro viaje me dije: vale, seguramente tenga que eliminar muchas visitas o añadir otras para que las distancias en coche sean mas cortas. Después de reservar alojamiento y de varios días modificando ruta, de aquí sí, de aquí no, y de volverme un poco loca, decidimos que lo mejor sería verlo sobre la marcha.

Lo que hemos aprendido al viajar con Emma es a disfrutar de los pequeños momentos. Tendemos a ir corriendo de un lado para otro y hacer mil fotos. Con ella todo era mas pausado. Se entretenía con animales, flores y piedras, al final acabamos todos disfrutando de esos momentos, de la esencia de cada lugar.
Como punto a favor en Escocia en el mes de Mayo amanece entre las 4 y las 5 de la mañana (o antes) y anochece pasadas las 22. Así que horas de luz las que quieras para poder disfrutar de ese ritmo pausado. Sobretodo para conducir. El punto negativo es que salvo Edimburgo, todo cierra a las 5 – 6 de la tarde. Así que para según que visitas mejor planificarlas con tiempo.
Emma al final nos lo puso facilísimo. Durmió durante el vuelo. El papi se lo curró en el asiento de atrás con sus dotes para entretenerla. Comió todo lo que le pusimos, sobretodo arándanos y las vacas le encantaron. Incluso aprendió a imitarlas. ¡Muuuuu!

Entre mis dudas de padres novatos estaba el, ¿llevamos el cochecito? Tenemos un Bugaboo Cameleon, robusto y todo terreno, pero pesa un rato, y el plegado no es muy compacto que digamos. Pese a que mucha gente me dijo «no lo vas a utilizar», pecamos de novatos y nos lo llevamos. Efectivamente, no lo usamos. Salvo los dos primeros días en Edimburgo. El día de llegada Emma se quedó frita al instante, agotada del madrugón y del viaje en avión. El segundo día, lo utilizamos para llevar mochilas, paraguas, chaquetas y compras, todo menos a la niña. El resto de días se pasó guardado en el coche de alquiler. Porque Emma lo que quería era ver cosas, caminar agarrada de la mano a ratos o ser porteada y quedarse dormida cómodamente, y ahí dentro se perdía mucho. Además, Edimburgo es una ciudad con muchas pendientes, escaleras y callejones estrechos. A nosotros nos encanta curiosear y un cochecito te limita mucho. Ya no te digo el resto de Escocia, visitando castillos, montañas, yendo de excursión por caminos estrechos…

Pese a pringar con el carrito, nosotros que ya solemos portear en nuestro día a día a Emma, íbamos preparados, con lo que yo llamo, el set de porteo Kangura. Conocimos a Kangura a través de mi asesora de lactancia, pues veía a muchos bebés porteados en mochilas no ergonómicas. Así que ella nos mandó a esta tiendecita de Gracia a que nos asesoráramos bien y no compraramos cualquier cosa. Allí que fui hace más de un año y vuelvo de tanto en cuanto a adquirir algún gadget. Para el viaje ya teníamos la mochila ergonómica y hacia poco había comprado la red para portear en la cadera para ratos cortos. Además, como se supone que íbamos a pasar tanto frío en Escocia compramos un chaleco polar para ponérnoslo encima de la mochila y que Emma estuviera bien abrigada. Este último, solo lo usamos un día ya que afortunadamente nos hizo un tiempo espectacular.

Respecto a la comida en Escocia, sabíamos que íbamos a ser más permisivos y que comeríamos lo que se nos antojara, a difencia de nuestro día a día en casa. Empezamos comiendo con gusto de todo, pero después de varios días con el gluten y el azúcar corriendo por nuestras venas necesitábamos comer sano de nuevo. Debo decir que comer saludable en Reino Unido es bastante complicado para un presupuesto ajustado, al menos en restaurantes. Los Scottish Breakfast nos mantenían saciados durante la mayor parte del día (eggs everyday). Fruta, frutos secos y ensaladas que comprábamos en supermercados, fueron nuestro sustento para el resto de comidas.

Para alquilar el coche contactamos con CelticLegend, gente súper amable. Empresa que trabaja directamente con ArnoldClark. Mi consejo, y esto lo leí en algunos blogs alquilar el coche con seguro a todo riesgo, sin franquicia (exceed zero). Podéis tener algún percance (como nos pasó a nosotros) y de esta manera ya estáis tranquilos. Acordaros de pedir la sillita para el bebé, que deberéis instalar vosotros mismos, pues ellos no se hacen responsables.

Planificar el viaje fue fácil gracias a un gran blog, Más Edimburgo. Ahí podréis encontrar la explicación de todos los sitios que hemos visitado y muchos más a los que no hemos llegado. Desde Edimburgo, hacia las Highlands con Inverness en campamento base, cruzando el país para llegar a la Isla de Skye, para acabar en Stirling, 11 días de viaje y aventuras en familia. Os cuento más extensamente nuestra ruta elegida, los sitios que recomiendo no perderos por nada y algunos restaurantes que merece la pena parar en la próxima entrada, que prometo será dentro de muy poco.
Un comentario en “Viaje a Escocia, preparativos.”
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