
Empecemos por la legislación europea. Se considera que bio y eco son sinónimos. El material eco o bio debe ser de origen natural y que no haya estado en contacto con pesticidas, fertilizantes y otros productos tóxicos. Para que un producto cosmético pueda etiquetarse como “ecológico”, “bio” o “natural”, debe contener un porcentaje significativo de ingredientes que hayan sido producidos según los métodos de producción ecológica establecidos por el Reglamento (EU) de Producción Ecológica 2018/848. Este porcentaje permite a la entidad privada de certificación autorizada a la que se adscribe la marca cosmética determinar si el producto es ecológico. No obstante, es importante resaltar que en la actualidad existen un sinfín de entidades certificadoras y que todas ellas cuentan con criterios totalmente diferentes por lo que puede pasar que un producto sea concebido como ecológico según una certificadora y según otra no lo sea.
Para que un producto cosmético sea considerado natural y eco: debe tener como mínimo el 95% de ingredientes naturales y un máximo del 5% de ingredientes artificiales, y al menos un 10% de ingredientes de producción ecológica. Es decir, no pasa nada con ese 90% de ingredientes no eco (modo ironía on). Metemos en el mismo saco productos con un 10% de ingredientes eco que con un 100%. No señoras y señores, no es lo mismo.
Ejemplo, un aceite esencial XXX es natural al 100% aunque contenga entre sus ingredientes mezclas de aceites de plantas más baratas o diluidos en aceites vegetales. Un aceite esencial XXX será bio o eco solo con que el 10% de su producto sea eco. Ya tendrá la certificación, sin embargo, en el otro 90% pueden haber usado pesticidas y herbicidas. ¿Entendéis la broma del sello eco?

Cómo garantiza Young Living la calidad de sus productos: con el sello Seed To Seal, de la semilla al sello. Una promesa de la empresa líder del mercado basada en un sistema de control de calidad transparente que controla que desde la obtención de la semilla hasta la última gota destilada que hay en el frasco, no han utilizado productos tóxicos, pesticidas, herbicidas u otros químicos. Además sus productos no son testados en animales.
Su sello va mucho más allá de lo ecológico. Incluso han adquirido materia vegetal ecológica que no superaba sus estándares de calidad o hay países donde la certificación eco tiene estándares más bajos que los suyos propios. Además, en Young Living (YL) no existen intermediarios que puedan alterar el producto final. YL se encarga del proceso de principio a fin, lo que puede garantizar que el aceite esencial que estás comprando es 100% puro, natural e íntegro.

Las granjas afiliadas a YL no utilizan fertilizantes o pesticidas químicos. No obstante, no pueden incluir la palabra “ecológico” en las etiquetas ya que no tienen la homologación ecológica. La razón por la no tienen la homologación de 100% ecológicos se debe a que ocasionalmente se importan aceites de diferentes países del mundo. Puesto que la mayoría de estos países no tienen establecidas normas ecológicas o las normas ecológicas existentes no cumplen los requisitos establecidos por las normas de los Estados Unidos, no pueden homologarlos como 100% ecológicos. ¿Sabéis que podeis visitar las granjas y plantaciones que YL tiene alrededor del mundo? Símbolo de su transparencia.
La norma de calidad de Young Living trasciende la ecología en cuanto a pureza, alcance y potencia. Sus métodos de cultivo y fabricación son naturales, ecológicos y de bajo impacto para el medio ambiente (p ej. devolviendo a los campos los desechos y la bioactividad del proceso de destilación). Estos métodos son esenciales para producir aceites esenciales puros, libres de contaminantes que con frecuencia se introducen por pesticidas, fertilizantes químicos, etc. “Homologar algo ecológico” no garantiza que una planta y el aceite que ésta produce esté completamente libre de problemas, incluso las mejores granjas ecológicas pueden contaminarse con toxinas, como metales pesados que ya están presentes en el suelo, además de los que también se introducen a través del agua y del aire contaminados. Lo que garantiza que un producto sea 100% puro es el análisis exhaustivo, riguroso y experto del aceite acabado.

Adicionalmente, para la norma de calidad de Young Living, estar libre de toxinas, metales pesados y productos químicos es tan solo el principio. Igual de importante es el perfil óptimo de fitoquímicos, antioxidantes, etc, de un aceite. Algunas veces las mejores plantas se cultivan en climas y paisajes en los que la homologación ecológica se encuentra a años luz de distancia (p ej. el incienso). Otras veces, las mejores plantas no se cultivan sino que consiguen su potencia más óptima en el hábitat silvestre en el que crecen (p ej. Palo Santo). La norma de calidad de Young Living abarca todas estas opciones y esta es la razón por la que estoy totalmente convencida que van más allá de todas las normas existentes en el mundo, incluyendo la ecológica. Si no fuera así no creería en ellos para cuidar a toda mi familia.
